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jueves, 11 de agosto de 2011

UN NEGOCIO DE ANIMALES

Catorce 6 contactó a una de las mafias que comercian con fauna en Colombia. Camuflados entre conejos, perros y gallinas se venden guacamayas, culebras, tortugas, tigrillos y hasta flamencos. Y por catálogo.

“Sí puedo conseguirle el tigrillo —dijo un hombre joven, descamisado y bonachón—. Vale un millón de pesos y tiene que darme unos 20 días, mientras llega de Villavicencio. Pa’ antes no me le comprometo”, agregó. La escena transcurre en una plaza de mercado en Bogotá, en el segundo piso, en donde se confunde la venta legal de conejos, perros y pájaros con la de lechona, hierbas y longaniza.
El hombre, entonces, le gritó a alguien que le trajera un celular, que en ese lugar se pasan de mano en mano los comerciantes de fauna. “Si quiere un tigrillo, le consigo un tigrillo. Pero échele ojo a estos otros animales, que también son rebonitos”, afirmó en tono amable.
UN NEGOCIO DE ANIMALES
UN NEGOCIO DE ANIMALES
Entonces, empezó a mostrar en el teléfono fotos de papagayos, iguanas, monos, lagartijas, venados y hasta huevos de avestruz. El negocio se concreta igual que quien encarga un producto de belleza por catálogo. “Déjeme unos 100.000 pesos, yo hago unas llamadas y le consigo el animal que usted quiera”, concluyó el hombre.Se refería al contacto que haría después en plazas de mercado en todo el país. El cartel de fauna silvestre tiene, según las autoridades, sus centros de operaciones más importantes en la capital del Meta, en Flandes (Tolima) y en Girardot (Cundinamarca). Esos lugares hacen de “centros de acopio” de especies que llegan, sobre todo, del Pacífico, la costa caribe y del suroccidente de Colombia. Allá les compran los animales a colonos y campesinos por cifras irrisorias (ver rutas salvajes).
Por el tigrillo, por ejemplo, los comerciantes no pagan más de 300.000 pesos. Los 700.000 restantes se los dividen entre quienes establecen el contacto y quienes se encargan de “empacar” y enviar el animal, haciéndoles el quite a las autoridades en los puertos fluviales, marítimos, aéreos o terrestres.
Las imágenes son desgarradoras. En el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre, en Bogotá, permanecen por ejemplo tres flamencos que fueron arrancados de su entorno en La Guajira. Les vendaron los picos, los plegaron en tres partes y los embutieron en cajas de manzanas. Así atravesaron medio país para ser vendidos en la capital de la república.
UN NEGOCIO DE ANIMALES
La infamia duró cuatro días pero la recuperación lleva más de tres años y todavía no están listos para volver a su ecosistema. “No se trata simplemente de soltar un animal. Cuando las autoridades los decomisan, nosotros tenemos que examinarlos y rehabilitarlos. Soltarlos irresponsablemente es como enviar al monte enfermedades que pueden acabar con poblaciones enteras de especies”, dice Silvia Rojas, veterinaria del Centro.
Durante años, se ha dicho que en el país el tráfico de animales es el negocio que más mueve dinero después de la droga y las armas. La verdad es que no existen cifras oficiales que lo demuestren y las autoridades creen incluso que podría ocupar el segundo lugar.
Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que mientras haya demanda, habrá oferta. Y la fauna silvestre sí que es apetecida en mercados nacionales e internacionales para moda, excentricidades, investigaciones, prácticas culturales, religiosas o incluso para surtir toda suerte de “remedios caseros”.
“El negocio ha evolucionado”, dice el sargento Orlando Patiño, de la Policía Ambiental en Bogotá. Por eso ya no se ofrecen los animales en carne y hueso, ahora los comerciantes trabajan por encargo y eso hace que sea mucho más dif ícil capturarlos”, concluye.
Y aunque eso es cierto, también lo es que cada día, en las ciudades, cientos de animales silvestres permanecen “encaletados” y deben aprender a sobrevivir a una selva que no conocen: la de concreto.
Ese día, en la plaza en Bogotá, el hombre descamisado se puso en cuatro patas para sacar del fondo de una bodega atestada de bolsas de concentrado lo que según él era toda una “exclusividad”: el mico más pequeño del mundo.
“Este vale 400.000 pesos porque fue traído directamente desde los árboles del Amazonas”, aseveró. Desde 1996 hasta mayo del 2004, las autoridades ambientales decomisaron unos 142.000 animales que fueron arrancados de su hábitat. Al menos 12.000 murieron en cautiverio. Esa cifra podría incluso triplicarse, a juzgar por las pocas entidades ambientales que reportaron los decesos.
Como el miquito, ese día los comerciantes también ofrecieron una tarántula, una lagartija y un “pájaro tigrillo” de 900.000 pesos. Si el cliente está en el exterior, el precio se puede hasta triplicar (ver galería silvestre).
Y aunque el delito es tan evidente, ninguna autoridad judicial reportó que haya personas que purguen condenas por este delito. De hecho, en el marco jurídico no se establecen sanciones como decomisos y multas, pero la palabra cárcel no aparece por ningún lado.
UN NEGOCIO DE ANIMALES
De acuerdo con un reciente informe del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, existen 119 especies colombianas amenazadas, de acuerdo con los registros del Libro Rojo de la Unión Mundial para la Naturaleza. Y la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites) incluye 447 especies colombianas.
En nuestro país, la ley prohíbe la caza comercial y establece que solo se permiten las actividades que tienen que ver con productos a partir de la zoocría o cría en cautiverio. Por eso, son legales ciertas producciones de babilla, iguana, boa, lobo pollero y chigüiro.

¿Qué dicen las autoridades?

Lo más grave del tráfico ilegal de fauna no parece ser la agilidad de los comerciantes o la falta de alianzas entre entes como Policía, Fiscalía, DAS o Dian, cuyo accionar, pese a los esfuerzos de últimos meses, sigue siendo precario.Un informe de la Procuraduría General de la Nación, presentado en el 2006, sostiene que lo más grave es la falta de infraestructura de las autoridades ambientales (corporaciones autónomas regionales) para atender y rehabilitar a los animales decomisados. En Colombia existen 39 corporaciones, y sólo 10 centros de paso.
Las cifras escandalizan. En el Centro de Valoración de Fauna decomisada en Bogotá, por ejemplo, se han muerto más de 9.000 de los 17.000 animales decomisados.
Sobre ese centro, sin embargo, el informe de la Procuraduría reconoce que el lugar está en desventaja frente a los demás, pues la mayoría de animales llegan allí en condiciones desastrosas, a diferencia por ejemplo de los centros de la costa atlántica, en donde por condiciones geográficas los especímenes decomisados se sueltan sin mayor rehabilitación.
Aun así, existen casos como el de Coralina, la Corporación Ambiental de la isla de San Andrés, en donde se han muerto 23 de los 24 animales decomisados.
En La Guajira, por ejemplo, la Contraloría halló que Corpoguajira, de 1996 a mayo del 2004, invirtió más de 1.800 millones de pesos para combatir el tráfico de fauna. Dinero que, según el informe de ese ente de control, no se ve. Sólo tiene reportado un centro de paso de animales y ninguna investigación científica. Tampoco reporta investigación administrativa sancionatoria alguna.
Esas cifras contrastan con el caso de Antioquia. En ese mismo período, y con un presupuesto de 550 millones de pesos, reporta cuatro centros de paso, dos jaulas y 18 investigaciones científicas. Aunque tampoco reporta investigaciones administrativas sancionatorias.
Este último punto también sorprende. Desde 1996 hasta el 2004, en todo el país se han decomisado cerca de 142.000 animales y apenas se “echaron a andar” 1.639 investigaciones, de las cuales 308 se han convertido en sanciones y 45 de ellas en multas.
Por eso, lo más seguro es que a esta hora, mientras usted termina de leer este artículo, el tigrillo que ofreció traer el hombre en la plaza de mercado esté a punto de llegar y se convierta en presa de la ferocidad de un negocio animal e irracional.

martes, 14 de junio de 2011

Mas diferencias entre Anfibios y Reptiles

2. El huevo de los reptiles contienen alimento y membranas protectoras que permiten el desarrollo embrionario en tierra seca. A diferencia los huevos de los anfibios tienen una cobertura gelatinosa y deben ser protegidos de la desecación.

3.     Los reptiles tienen algún tipo de órgano copulador, que permite la fecundación interna, que es un requisito para un huevo con cascara ya que el esperma debe alcanzar al huevo antes de que este sea protegido. El esperma de los testículos es transportado por los vasos deferentes hasta el órgano copulador, que es una evaginación de la pared de la  cloaca. El sistema femenino consta de un par de ovarios y unos oviductos, las paredes glandulares de los oviductos segregan la albumina y la cascara para los huevos.
El Sapo partero no es como el resto de sapos, que vuelven a sus asuntos después de unas noches de marcha y sexo a tope en la charca. Incluso la hembra del partero se desentiende de la prole una vez que ha puesto los huevos, pero el macho los recoge sin dejarse ni uno y se los carga a las espaldas. Los llevará con el a donde vaya y los mantiene húmedos mientras los renacuajos crecen en el interior de los huevos. Cuando sus hijos necesiten salir para completar su ciclo y sufrir la metamorfosis, que los transformará en minúsculos sapitos, papa partero los transportará al punto de agua que elija donde al fin se deshace del preciado paquete. El sapo de la imagen está a punto de depositar los huevos en una balsa de riego abandonada que hay en los Montes de Torrero. Sus hijos compartirán charca con Sapos corredores y Sapos de espuelas.


sábado, 11 de junio de 2011

Diferencias entre Reptiles y Anfibios… son 8 ahí van:

1.      Los reptiles tienen una piel dura y seca y escamosa que les ofrece protección contra la desecación y daños físicos. La piel consta de una delgada epidermis, que se muda periódicamente y una dermis bien desarrollada y mucho más gruesa. La dermis está provista de cromatóforos, las células portadoras de pigmentos que proporcionan a muchos lagartos y serpientes sus llamativos colores. Las escamas características de los reptiles están formadas por queratina. Derivan fundamentalmente de la epidermis y por lo tanto no son homologas de las escamas de los peces, que son estructuras Oseas y dérmicas. En algunos reptiles, tales como los caimanes las escamas permanecen a lo largo de toda su vida, creciendo gradualmente para reemplazar el desgaste. En otros como las serpientes y los lagartos crecen nuevas escamas bajo las antiguas que son entonces mudadas en intervalos.

La Iguana.... ¿Anfibio o Reptil?


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A todos los visitantes, bienvenidos a este nuestro blog; donde compartiremos experiencias de aprendizaje,  comentarios acerca de lo que nos gusta y ampliaremos los conceptos  relacionados con los temas medioambientales...